21.11.2025

Impacto de los bajos niveles de testosterona y SHBG en el riesgo de insuficiencia cardíaca

Investigadores que se desempeñan en el Instituto Dante Pazzanese de Cardiologia de São Paulo, Brasil, realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis de la bibliografía disponible cuyo propósito fue analizar el rol de los bajos niveles de testosterona y SHBG (sex hormone binding globulin, -globulina fijadora de hormonas sexuales-.) en el riesgo de insuficiencia cardíaca, y publicaron sus hallazgos en la edición de octubre de 2025 de los Arquivos Brasileiros de Cardiologia*.

Esta publicación será hoy comentada en la NOTICIA DEL DÍA.

En la introducción a su propuesta, los autores señalaron que la insuficiencia cardíaca (IC) sigue siendo un importante problema de salud mundial que afecta a más de 60 millones de personas. 

A pesar de los avances en el tratamiento de la IC con fracción de eyección reducida (ICFEr), los pacientes continúan enfrentando riesgos significativos de progresión de la enfermedad y desenlaces adversos, incluso con el tratamiento médico basado en las guías clínicas.

Los mecanismos neurohormonales, en particular la activación del sistema nervioso simpático y del sistema renina-angiotensina, son fundamentales para la progresión de la IC y están estrechamente relacionados con la morbilidad y la mortalidad.

Las terapias dirigidas a estos sistemas han mejorado el manejo de la IC. 

Sin embargo, existe evidencia creciente de que la disminución de la regulación de diversas hormonas y señales metabólicas también contribuye a la progresión de la IC.

Aproximadamente el 25 % de los hombres con IC crónica presentan deficiencia de testosterona, junto con niveles reducidos del SHBG (sex hormone binding globulin, -globulina fijadora de hormonas sexuales-.) y su sulfato. 

Estas deficiencias se correlacionan con la gravedad de la insuficiencia cardíaca y se asocian a síntomas como la disminución de la masa muscular, la caquexia, la depresión y la fatiga.

Estudios recientes han investigado la relación entre los niveles séricos de testosterona, dihidrotestosterona (DHT), globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) y la insuficiencia cardíaca, incluyendo tanto la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección reducida (ICFEr) como la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada (ICFEp). 

Sin embargo, estos hallazgos fueron contradictorios y carecieron de un análisis exhaustivo, lo que generó lagunas en la comprensión de los efectos específicos de las deficiencias hormonales en estas circunstancias.

A medida que la población envejece y el hipogonadismo se vuelve más prevalente, dilucidar el papel de la testosterona y las hormonas relacionadas en la insuficiencia cardíaca adquiere una importancia creciente. 

Esta revisión sistemática y metaanálisis buscó evaluar cuantitativamente el valor predictivo de los bajos niveles séricos de testosterona, DHT y/o SHBG para el riesgo futuro de insuficiencia cardíaca, proporcionando información más clara sobre su potencial como biomarcadores para la progresión de la enfermedad informando las futuras direcciones de investigación.

En resumen, diversos estudios sugirieron una posible relación entre niveles bajos de testosterona y globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) y eventos cardiovasculares adversos; sin embargo, esta relación aún no está bien definida.

La revisión sistemática tuvo como objetivo evaluar el valor predictivo de los niveles basales de testosterona, dihidrotestosterona (DHT) y SHBG para la incidencia de insuficiencia cardíaca (IC), proporcionando una comprensión más profunda de la influencia hormonal en el riesgo de esta prevalente falla del corazón.

A tales efectos, se realizó una búsqueda exhaustiva en las bases de datos MEDLINE, Scopus y Web of Science para identificar estudios de cohortes y de casos y controles anidados que midieran los niveles hormonales en adultos sin IC previa. 

El riesgo de sesgo se evaluó mediante la herramienta ROBINS-E. 

Se estimaron los cocientes de riesgos instantáneos (HR) y las razones de momios (OR) agrupadas utilizando modelos bivariados de efectos aleatorios. 

Se aplicó un nivel de significación estadística de 0,05 a todos los análisis.

De los 1209 artículos revisados, 738 permanecieron tras la eliminación de duplicados. 

Seis estudios, con un total de 233 474 participantes (11 663 mujeres), cumplieron los criterios de inclusión. 

Una disminución de una desviación estándar en los niveles de testosterona se asoció levemente con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca en hombres (HR 1,10; IC del 95%: 1,03-1,17), pero no en mujeres (HR 1,05; IC del 95%: 0,98-1,16). 

Las comparaciones entre cuartiles o quintiles no revelaron asociaciones significativas, y los niveles de SHBG no fueron predictores significativos del riesgo de insuficiencia cardíaca. 

El análisis bayesiano aportó evidencia débil de la asociación (factor de Bayes = 0,99).

Al iniciar la consideración de los hallazgos señalados, los autores destacaron que a lo largo de los años, la relación entre los niveles de testosterona y las enfermedades cardiovasculares ha sido objeto de   controversia, con estudios que reportaron resultados contradictorios. 

Este análisis sugirió que la testosterona puede ejercer efectos tanto beneficiosos como adversos sobre el sistema cardiovascular, los cuales podrían contrarrestarse, resultando en un impacto general mínimo. 

Esta complejidad se ve acentuada por el papel de la testosterona como prohormona que se convierte en estradiol, una hormona que también influye en la salud cardiovascular. 

La falta de una asociación clara en este estudio subrayó la intrincada interacción de los factores hormonales en la salud cardiovascular, lo que justifica una mayor investigación.

En personas con insuficiencia cardíaca (IC), la congestión hepática puede elevar los niveles de SHBG, reduciendo así la testosterona libre. 

Si bien los niveles de testosterona disminuyen con el aumento de la gravedad de la IC, lo que sugirió un posible papel protector, los hallazgos no respaldaron un impacto clínico significativo de estos cambios hormonales. 

Los tratamientos con testosterona exógena han arrojado resultados mixtos, a menudo derivados de estudios a corto plazo con muestras pequeñas, y no lograron demostrar beneficios cardiovasculares claros. 

Esto sugirió que los niveles bajos de testosterona endógena podrían ser más un marcador de mala salud general que una causa directa de insuficiencia cardíaca (IC).

El análisis realizado en el Instituto Dante Pazzanese reveló que una disminución de una desviación estándar en los niveles totales de testosterona se asoció levemente con un mayor riesgo de IC en hombres (HR: 1,10; IC del 95%: 1,03-1,17), pero no en mujeres. 

Sin embargo, al comparar los niveles de testosterona entre cuartiles o quintiles, no se encontró una asociación significativa en ninguno de los sexos. 

Esta discrepancia puso de manifiesto las dificultades para establecer relaciones causales en estudios observacionales. 

El pequeño tamaño del efecto y la posibilidad de que sesgos mínimos anulen los riesgos relativos estadísticamente significativos subrayan la necesidad de una interpretación cautelosa.

Además, el análisis bayesiano indicó una evidencia muy débil para la hipótesis alternativa, con un factor de Bayes de aproximadamente 0,9885. 

Esto sugirió que la asociación observada entre los niveles bajos de testosterona y el mayor riesgo de IC en hombres no está sólidamente respaldada por los datos. 

Sin embargo, estos hallazgos ofrecen información valiosa para el debate actual sobre el papel de la testosterona en la salud cardiovascular. 

Si bien los niveles de testosterona por sí solos pueden no ser un predictor sólido del riesgo de insuficiencia cardíaca (IC), su interacción con otros factores fisiológicos merece mayor investigación.

Este metaanálisis presentó varias limitaciones, según la propia consideración de los autores. 

La heterogeneidad en los diseños de los estudios y las características de las poblaciones introdujo una variabilidad considerable, lo que pudo afectar la generalización de los hallazgos. 

Con solo seis estudios incluidos, el manejo de diferentes resultados planteó desafíos y requirió análisis adicionales no planificados. 

Por ejemplo, en uno de los estudios (Wehr et al.) incluidos en el metaanálisis, el resultado primario fue la mortalidad relacionada con la IC, en lugar del diagnóstico de incidencia de la misma. 

Aunque los pacientes en ese estudio tuvieron IC confirmada antes de su fallecimiento, el uso de la mortalidad como indicador de incidencia puede haber llevado a una subestimación del número total de eventos de IC. 

Sin embargo, los análisis de sensibilidad que excluyeron este estudio arrojaron resultados similares, lo que respaldó la solidez de los hallazgos. 

A pesar de estas limitaciones, este estudio paulista resaltó la necesidad de protocolos de investigación más estandarizados en estudios futuros para mejorar la comparabilidad y la generalización de los resultados.

Además, debido al número limitado de estudios incluidos, no se realizaron pruebas estadísticas para la asimetría del gráfico de embudo, como las pruebas de Egger y Begg, ya que se sabe que estos métodos tienen baja potencia estadística cuando se dispone de menos de diez estudios y pueden producir resultados poco fiables. 

Por consiguiente, los autores se basaron en la inspección visual de los gráficos de embudo, que es el método recomendado en estas condiciones.

Si bien se excluyeron los estudios con diagnósticos previos de insuficiencia cardíaca o infarto de miocardio, la posible confusión residual sigue siendo una preocupación. 

Las variables no medidas, incluidas las predisposiciones genéticas, los factores del estilo de vida y los tratamientos médicos concomitantes, pueden influir tanto en los niveles de testosterona como en los resultados de la insuficiencia cardíaca, lo que podría sesgar las asociaciones observadas. 

Las investigaciones futuras deberían tener en cuenta estas variables para aislar con mayor precisión el efecto de los niveles de testosterona en el riesgo de insuficiencia cardíaca.

Por último, el tamaño del efecto modesto observado y la evidencia limitada del análisis bayesiano sugirieron que la relevancia clínica de la asociación entre niveles bajos de testosterona y riesgo de insuficiencia cardíaca siguió siendo incierta. 

No obstante, los hallazgos sentaron las bases para futuras investigaciones que exploren estas asociaciones con mayor profundidad, especialmente en poblaciones más amplias y diversas. 

Se necesitan ensayos controlados aleatorizados bien diseñados para validar estas asociaciones y descubrir los posibles mecanismos subyacentes.

Como conclusión, este metaanálisis tuvo como objetivo cuantificar el valor predictivo de los niveles séricos bajos de testosterona, DHT y SHBG sobre la insuficiencia cardíaca (IC), incluyendo tanto la IC con fracción de eyección reducida (ICFEr) como la IC con fracción de eyección preservada (ICFEp). 

Tras un riguroso proceso de selección, se incluyeron seis estudios. 

El análisis reveló que una disminución de una desviación estándar en los niveles de testosterona se asoció levemente con un mayor riesgo de IC en hombres, pero no en mujeres. 

Los niveles de SHBG no fueron predictores significativos del riesgo de IC.

Palabras clave: Insuficiencia cardíaca; Testosterona; Biomarcadores; Factores de riesgo

* Artioli T, Batista LB, Franchini K, Alencar JN. Impact of Low Testosterone and SHBG Levels on Heart Failure Risk: A Systematic Review and Meta-Analysis. Arq Bras Cardiol. 2025 Oct;122(10):e20250244. Portuguese, English. doi: 10.36660/abc.20250244. PMID: 41259548.

Auspicios Institucionales
  • Sociedad Argentina de Cardiología
  • Federación Argentina de Cardiología
  • SIAC
  • SADEC
  • Asociación Argentina de Cardiología
  • Latin American Heart Rhythm Society
  • Fundación Barceló - Facultad de Medicina